Te pido perdón...
me declaro culpable,
de hacerte reír,
de hacerte llorar.
No quise causarte dolor,
simplemente soy cobarde
y no lo podía admitir;
no debí hacerte soñar.
Es que tu viste en mi,
con tu forma de mirar,
el sol de un amanecer,
un reflejo de lo que fui.
Sólo soy un claro atardecer,
que viaja hacia la noche,
temeroso de volver a sentir
y que las lágrimas retornen.
Te pido perdón...
por hacerte creer
que podías arreglar
mi corazón destrozado.
No tiene arreglo
lo que nunca estuvo sano.
Es que a veces me quisieron,
pero más me lastimaron.
Yo también quise,
casi siempre en vano.
Tal vez no supe entender
la forma en que me querían,
tal vez no supe querer
del modo que debería.
Pero estoy demasiado cansado
para seguir entre caidas,
no tengo fuerzas para intentarlo,
no encuentro la salida.
Te pido perdón,
no quise abrirte una herida,
no quise romper tu ilusión;
soy un alma perdida.
