Cuando todo llegue a su fin
por la avasalladora ambición,
que todo lo habrá consumido;
yo no estaré en la fila ruin,
de los que buscando redención,
peregrinan juntos, sin sentido.
No estaré entre los que creen
que un celestial superior,
salvará a los arrepentidos.
No escaparán los que lloren,
no habrá refugio en el perdón
ni los inocentes serán eximidos.
Porque la naturaleza del hombre
lo lleva a su propio armagedón
y no será la lágrima de un niño
escudo para la hecatombe,
no habrá premio para el vencedor;
el bien y el mal serán vencidos...
Culpables, cómplices y distraídos,
suplicarán por el amor...
y vaciarán sus bolsillos.
Pero será demasiado tarde.

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